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Marketing Sin categoría 20 de octubre de 2016

¿Cómo es la persona que creó «Internet»?

Redactado por Piano Marketing

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Tim Berners-Lee, precursor de la internet

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Efectivamente, el creador de la «Internet» no es un extraterrestre como todos pensábamos sino que es un todo un galán, como se puede apreciar en la imagen de arriba, al menos en sus tiempos mozos. Menudo chasco, ¿no?

Quizá la mejor presentación que se le pueda hacer a este físico e ingeniero computacional británico, reconocido como Sir, sea la de que estás leyendo este artículo gracias a él.

En realidad, no nos encontramos ante el inventor de la Internet sino de la mítica World Wide Web o WWW, una parte de la misma, que ha alcanzado tal notoriedad que hoy en día llegan a confundirse sus papeles.

Señoras y señores, con todos ustedes, Timothy «Tim» Jhon Berners-Lee.

 

¿Pero qué es realmente Internet?

Internet es un conjunto descentralizado de redes de comunicación mundialmente interconectadas por la familia de protocolos fundamentales TCP/IP, en castellano Protocolo de Control de Transmisión (TCP) y Protocolo de Internet (IP), respectivamente.

Estos son los protocolos originales que forjaron Internet como tal allá por 1969. Pero con la evolución del mismo han ido surgiendo más protocolos que han ido añadiendo más servicios de conectividad a la cartera de productos que ofrece la Internet.

Algunos de los más famosos, los cuales llevas usando toda la vida, solo que bajo un nombre comercial, son:

  • Protocolo de Transferencia de Archivos (FTP/P2P): lo usa eMule o uTorrent ?.
  • Procotolo de Comunicación en Tiempo Real (IRC): lo usa Facebook Messenger o WhatsApp, entre tantos otros.
  • Protocolo de Transferencia Simple de Correo (SMTP): lo usa Outlook o Gmail, por ejemplo.

Ya deja de sonar a chino, ¿verdad?

Pues existen más de un centenar de estos que posibilitan la televisión online o la música y los vídeos en streaming, entre otros tipos de trasmisiones.

Pero sin duda, el más importante, y el que aquí nos acontece, es el conjunto de protocolos de la Web o WWW, cuya desmesurada fama ha provocado que los usuarios confundan la Internet como tal con la WWW, que es solo una parte de la misma, como comentábamos al inicio.

La Web, a su vez, se rige por el Protocolo de Transferencia de HiperTexto (HTTP), que es el que permite la transferencia de información entre páginas web. Si una página web tiene contratada la versión segura de este servicio en su servidor podrás observarlo con un simple vistazo en su url, el clásico «https://», fundamental para el cifrado de conexiones sensibles que requieren del tratamiento de claves y contraseñas.

La triple W, fundada por Tim en 1989, estaba destinada a conectar todo el conjunto de sistemas que ya integraba Internet, ya que en ese entonces estaban todas incomunicadas, para que la comunidad científica pudiese compartir datos e información de manera fácil e intuitiva.

Casi dos décadas después, gracias a este protocolo, todo el mundo sabe usar la Web. Hemos entrado en su juego y no nos cansamos de jugar.

Tanto es así, que los datos recogidos a finales del año pasado muestran que los tres idiomas más comunes dentro de «Internet» son los siguientes: inglés (25,9%), chino (20,9%) y español (7,6%), acaparando estos tres más del 50% del tráfico total.

De aquí se extiende la importancia del aprendizaje de un segundo y tercer idioma para los hispanohablantes. Los anglosajones dominan el uso del lenguaje en las redes, mientras que la segunda posición se marcha hacia el gigante asiático, cuyo continente es el que aporta el mayor número de usuarios a la red, debido principalmente al número de habitantes y a la calidad de conexión que posee el continente, altísima en China, Japón y Corea del Sur, contando estos países con algunas de las ciudades con mejor calidad de Internet del mundo.

Tras Asia, siguen Europa y América Latina, a los cuales le debemos mucho en cuanto a expansión idiomática tanto en el plano geográfico como en el virtual, como observamos.

Como vemos, el futuro es digital, y la lucha por la conquista de las redes no ha hecho más que empezar.

 

Web semántica, ¿cómo será la Web del futuro?

Tim Berners-Lee, el progenitor del Localizador Uniforme de Recursos (URL), del Protocolo de Transferencia de HiperTexto (HTTP) y del Lenguaje de Marcado de HiperTexto (HMTL), principales tecnologías en las que se basa la Web, ahora como fundador-director del Consorcio WWW o World Wide Web Consortium (W3C), quiere dar un paso más con la llamada web semántica.

Para hacernos una idea de la magnitud de la entidad, W3C es la máxima autoridad a nivel mundial en cuanto a recomendaciones de estándares, funcionalidad y crecimiento de la Web a largo plazo.

Una reseña reciente de su trabajo en las redes fue la propuesta del diseño web adaptable (responsive web) en 2008. Aunque este concepto es específico para móviles, viene bajo el lema «One Web» o «Web para todos», ya que trata de adaptar el contenido de una pantalla de PC a un móvil, permitiendo así al internauta acceder a éste desde la opción que más le convenga.

Actualmente los dispositivos móviles se reparten las búsquedas en la red de tú a tú con los ordenadores de sobremesa, y no falta mucho para que estos sean la punta de lanza, indicativo de lo avanzados que se encuentran en este Consorcio. Ahora mismo ya están planeando lo que en 10 años será lo que utilice toda la población con absoluta normalidad.

Casi asusta pensar la facilidad con la que una entidad puede conducir el futuro de la sociedad, aun siendo con buenas intenciones, como es el caso. Da fe de la fragilidad del usuario, que no deja de acatar unas reglas invisibles.

Al tema.

Actualmente la información se encuentra, aunque no lo parezca a veces, desordenada.

La Web no tiene capacidad de razonar, su software simplemente analiza el texto en función de los términos de búsqueda tecleados en cualquier buscador y los relaciona con el contenido más adecuado a estos.

Por ejemplo Google, como buscador, pretende que el usuario encuentre exactamente lo que busca, pero a veces este proceso resulta tedioso debido a que si la búsqueda es compleja se arrojarán una serie de resultados que pueden ser exactamente lo que el usuario busca o resultarles, al menos, interesantes, pero en muchas otras ocasiones no le serán de utilidad, y además deberá comprobar manualmente cada enlace para ver si puede aprovechar alguno, con la consecuente pérdida de tiempo.

Evitar frustraciones de este tipo es lo que viene a solucionar la web semántica. Esta nueva web, evolucionada, será dotada de conocimiento y significado, en definitiva, de semántica. Así, será capaz de no solo analizar texto y relacionarlo con las peticiones de los usuarios sino que ahora entenderá cada palabra que contenga un texto y razonará si eso es lo que quiere el usuario o no.

Es decir, que la tarea de encontrar la mejor información posible se la delegaremos al software, ahorrando así una cantidad importante de tiempo, y nosotros solo tendremos que buscar. Y si queremos, incluso de una manera mucho más enrevesada.

Veamos un esclarecedor ejemplo de la situación. Cómo es con un buscador actual y cómo pretende ser con un buscador semántico, evolucionado:

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Resultados obtenidos con un buscador actual (Fuente: W3C)

Ahora veamos qué resultados nos daría la búsqueda si el buscador fuese semántico. Mucho más precisos, como vemos:

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Resultados obtenidos con un buscador semántico (Fuente: W3C)

En definitiva, se pretende evolucionar hacia una web más inteligente, que no solo aporte soluciones al usuario sino que, yendo más allá, aporte exactamente lo que éste quiere encontrar en la primera búsqueda evitando la pesadez del proceso, incluso si complicamos y especificamos mucho más los términos de búsqueda.

Pasaremos de una web eficaz a una web eficiente.

Y así es la visión de un genio, sin duda adelantado a su época, precursor de una plataforma que hoy en día se antoja indispensable para millones de personas y empresas de todo el mundo: la Web.

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